
La Inteligencia Artificial llega a las aulas colombianas, planteando retos éticos, de equidad y privacidad en la educación.”
La llegada de la Inteligencia Artificial a las aulas colombianas plantea retos éticos y sociales
Educadores y organismos internacionales advierten sobre la necesidad de una implementación responsable que garantice la equidad, la privacidad y la calidad educativa.

Bogotá, agosto de 2025. – La Inteligencia Artificial (IA) ha pasado de ser un concepto futurista a convertirse en una realidad que está transformando la vida cotidiana y, especialmente, los sistemas educativos. Organismos como la UNESCO han puesto el tema en el centro del debate mundial, mientras que en Colombia, el gobierno impulsa la Política Nacional de Inteligencia Artificial (CONPES 4144) con una inversión de $479.000 millones de pesos hasta 2030.
Esta política establece que las instituciones educativas deberán incluir formación en IA en sus programas escolares y evaluar estas competencias en las Pruebas SABER, un paso clave para cumplir compromisos internacionales. Sin embargo, la rápida integración de esta tecnología plantea retos que van más allá de la infraestructura.
Brecha digital y acceso desigual
Uno de los mayores riesgos es que la IA profundice desigualdades ya existentes. La UNESCO advierte que, sin un enfoque inclusivo, la tecnología puede convertirse en una herramienta que amplíe la brecha social.
Daniel Rivero, fundador y rector del Colegio Monterrosales Homeschool, señala que, pese a programas como Computadores para Educar, aún hay regiones que no cuentan con la infraestructura necesaria:
“Todavía hay barreras que impiden que todos los colegios brinden formación en IA. Necesitamos modelos de bajo costo y garantizar que los países con menos recursos tengan voz en las decisiones globales”, enfatiza Rivero.
Sesgos algorítmicos y privacidad de datos
La IA se entrena con grandes volúmenes de datos, lo que implica riesgos de reproducir estereotipos y sesgos. La protección de la información personal de los estudiantes es otro reto crítico.
Rivero alerta que una implementación acelerada sin principios éticos claros podría traer consecuencias graves:
“Podemos terminar reforzando desigualdades y vulnerando derechos. Los colegios y docentes debemos estar atentos a cómo se usan y protegen los datos de nuestros estudiantes.”
La UNESCO también advierte que avanzar “a ciegas” podría generar inestabilidad social y política, afectando principalmente a quienes tienen menos acceso a la tecnología.
Rediseño curricular y nuevo rol docente
La IA obliga a repensar qué se enseña, cómo se enseña y cuál será el papel del docente en el futuro.
La evaluación de competencias digitales en las Pruebas SABER busca medir el avance del país, pero plantea un dilema ético: ¿cómo evaluar de forma justa cuando las oportunidades de aprendizaje no son iguales para todos?
“Necesitamos conocer el panorama de habilidades digitales de docentes y estudiantes para tomar medidas concretas”, explica Rivero.
Un reto que exige acción conjunta
La llegada de la IA a las aulas colombianas es un punto de inflexión. Si se gestiona de forma consciente y ética, puede convertirse en una herramienta de equidad y progreso; de lo contrario, podría profundizar las brechas sociales.
El desafío requiere políticas públicas claras, compromiso del sector educativo y colaboración con la sociedad civil para garantizar que la tecnología se use al servicio del aprendizaje y el desarrollo humano.